El sinsentido de Lewis Carroll extrae su importancia del hecho de que constituye para él la solución vital de una profunda contradicción entre la aceptación de la fe y el ejercicio de la razón, por una parte. Por otra parte, entre una aguda conciencia poética y los rigurosos deberes profesionales. La particularidad de esta solución subjetiva es el doblarse en una solución objetiva, precisamente de orden poético: el espíritu, ante cualquier clase de dificultad, puede encontrar una salida ideal en el absurdo
André Breton en su Antología del humor negro, citado por Alfredo Deaño en el prólogo a El juego de la lógica de Lewis Carroll
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